Hornos

Breve Reseña Histórica de Lucainena




HISTORIA:





Los primeros pobladores se remontan al Neolitico, ya que se han encontrado varios yacimientos, atraidos por los metales de nuestras montañas.
Posteriormente se encuentran restos del periodo Hispano-Romano y hallazgos de abundante Sigilata, probablemente de la que fueron algunas villas en las que habitaba un "Lucanius", de donde parece provenir el termino de la Villa.
Del periodo Arabe, destacar que era una pequeña y tranquila Villa con su mezquita, y que su nombre era "Locaynena", adscrita a la Cora de Bayyana, y que fue entregada a losReyes Catolicos en el año 1488.
Por aquellos años a la Villa le rodeaba una muralla, probablemente arabe con seis torres que guardaban a una torre principal en la que se refugiaban los habitantes en los asedios. De ahí el nombre de "Lucainena de las Siete Torres", simplificado en nuestros dias a "Lucainena de las Torres".
A este topónimo tradicionalmente le suponen un origen ibérico o hispanorromano, pero los cronistas y documentos de los siglos XV y XVI lo transmiten de distinto modo, como Locayna, La Caynera o Alocainona. Solamente los documentos oficiales de la creación de parroquias en los años de 1505 y 1514 dan el nombre de Lucainena, y se llama de las Torres por el castillo y las torres que la defendían durante la Edad Media; aunque en el siglo XIX, Madoz especifica Lucainena de las Siete Torres. El origen de este pueblo situado en Sierra Alhamilla es de época hispanorromana, constatado por los restos arqueológicos encontrados en los alrededores del lugar, posiblemente donde se ubicaba la villa del patricio Lucainus, nombre que define y origina el topónimo actual.

Durante la Edad Media, estando Almería islamizada, según Tapia Garrido, el pueblo se integra en la llamada Tierra de Níjar, la cual se extendía como un triángulo entre Cabo de Gata, Agua Amarga y Lucainena de las Torres, y compuesta por cinco lugares: Níjar, Huebro, Inox, Tarbal y Lucainena, con cabecera en Níjar que dio nombre a la comarca. El castillo y las torres que siempre han rodeado a Lucainena constatan su presencia a lo largo de siglos y completan su topónimo. La alquería musulmana surgida en un lugar privilegiado por sus aguas verá desaparecer su población, comenzando un nuevo período de su Historia. Tras la victoria de los Reyes Católicos en 1489, se conceden estas tierras en régimen de señorío a don Enrique Enríquez, tío de Fernando el Católico. Este señorío se llamará Estado de Tahal, del cual formaba parte Lucainena junto con otros 13 lugares ubicados en la Sierra de los Filabres, excepto Lucainena, situado en Sierra Alhamilla..

El siglo XVI se caracterizará por conflictos sociales y políticos que provocarán una crisis económica y demográfica importante. Lucainena queda despoblada tras la expulsión de los moriscos en 1570 y, según el visitador, que viene en 1574 a organizar la comarca, apunta que antes de la rebelión había en el pueblo 436 habitantes moriscos. Aunque el libro de Apeo y Población que se realiza en ese año contiene pocos datos útiles del siglo XVI, se indica que el pueblo fue repoblado por 19 colonos, sin precisar su procedencia. En este siglo se lleva a cabo la construcción de la primera iglesia, en 1505, utilizando la antigua mezquita, que será abandonada después de la rebelión de los moriscos.

En el siglo XVII se erige un nuevo templo bajo la advocación de Santa María, aunque su patrona es la Virgen de Montesión. Durante el siglo XVII el señorío de Tahal pasa, por enlace matrimonial o venta, al Marqués de Aguilafuente, también Duque de Abrantes, y pertenece al partido de Baza.


A lo largo de este siglo y del siguiente, la escasa población se irá equilibrando, alcanzando según el Censo de Ensenada, de 1752, una población de 429 habitantes, y se recogen siete cortijadas, de las cuales aún quedan cuatro, Los Olivillos, Polopos, La Rambla Honda y El Saltador.El siglo XIX se presenta con grandes cambios, la abolición de los señoríos y el auge de la minería, que aportarán un nuevo régimen municipal y un aumento económico que aún apreciamos en las construcciones llevadas a cabo en este época; al margen de las relacionadas con la minería, se realiza también la construcción del nuevo cementerio en 1837
Esta dinámica se verá reflejada también en la población, con un aumento de 1.205 habitantes en 1849, teniendo el máximo poblacional de su historia en 1900 con 2.455 habitantes. Según el estadista Madoz, hacia 1846, Lucainena pertenece al partido judicial de Sorbas, audiencia territorial de Granada, y caracteriza al pueblo como un lugar de 240 casas, con un terreno de buena calidad y fuentes y manantiales de buena agua potable y ferruginosa, pues abunda el terreno en minerales, siendo el principal el azufre, al Sur, en Sierra Alhamilla, donde se encuentran antiguas minas.


Desde 1902 se celebran en la capilla del Asilo oficios religiosos en veneración de Nuestra Señora de los Desamparados, patrona del recinto.El puesto de la Guardia Civil data de 1886 y durante mucho tiempo su emplazamiento se situó en la actual calle de Granada, hasta que en la década de los 70 se modernizó y se ubicó en la barriada de la actual Plaza de Toros, en la denominada Plaza del Duque de Ahumada. El Registro de la Propiedad quedó instalado en enero de 1863, como capital de partido, y de igual manera se creó una Administración Subalterna de Hacienda, de fecha de mayo de 1888; una fiel heredera actual se encuentra hoy en la calle Antonio Beltrán, una Hacienda Pública que representa la responsabilidad de los contribuyentes de toda la comarca.Al mismo tiempo que crecen estos edificios, calles y paseos de carácter administrativo y público, el perímetro del casco urbano iba creciendo por la construcción de numerosas casas particulares;

La vida se encaminó, desde la segunda mitad del siglo XIX, hacia una sociedad plural que vio su mejor reflejo en la amplia variedad de profesiones y oficios que proliferaron en la villa: abogados, procuradores, notarios, médicos, farmacéuticos, se simultaneaban con la principal actividad ancestral, la agrícola, aunque por estas fechas se cuenta con una amplia variedad de oficios por la existencia constatada de telares, molinos de aceite y harina, fábricas de jabón y aguardiente, alfarerías, además de un floreciente comercio: llegan a nombrarse hasta 15 tiendas de géneros diversos: especies, semillas, paños y ropa en general.